¡CHABLIS, CHABLIS, CHABLIS!

por Señor Sapiens
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Los vinos de Chablis son inimitables, honestos y elegantes. Viven en la Borgoña y revelan muestras delicadas de mineralidad y frescura. Son caldos que hacen al mundo, y a quienes los probamos, sentirnos mejor. Por eso Chablis es de mis regiones favoritas y hoy vale la pena dedicarle unas cuantas líneas.

Hechos de Chardonnay, sembrados en ricos depósitos fósiles y elaborados con pasión, moldean a la perfección este blanco elíxir de finas uvas desde tiempos inmemorables.  Chablis es un vocablo compuesto de origen Celta que significa casa cerca del bosque. No es coincidencia que eso represente su nombre. Sus primeros pobladores hasta los actuales, han amado este rincón y han hecho de su micro universo de veranos cálidos y apacibles noches frescas, un lugar perfecto para vivir y cosechar  uva.

Para poder disfrutar al máximo un Chablis habrá que usar todos los sentidos. Hay que beberlo a la temperatura adecuada. Deben los grados ser los perfectos, entre 10 y 11. Ni uno más, ni uno menos. Así los aromas se desenvolverán sin inhibiciones. 

Luego al estar sirviéndolo hay que poner atención del sonido que producirán las cascadas del vino al caer en la copa. Deleitarse con este delicado sonido es una delicia.  Ya servido en el afortunado cáliz, hay que descubrir aromas y dejarse seducir por la experiencia. Uno muy bueno te hará sentir como Jeque. Es memorable el envolverse en sus aromas y descubrir con tu nariz lo que éste te platica. Girar tu copa permite que el oxígeno abrace al vino. Esta acción liberará sus notas aromáticas y terminarán por seducirte. 

Para continuar con la experiencia, bébelo con calma. Siente sus sabores frutales, florales y  cítricos. Deja que juegue en tu boca. Alarga los segundos lo más que puedas. Experimentarás la mineralidad y acidez que un Chablis te ofrece. Yo así lo estoy disfrutando. 

El que tengo ahorita conmigo es un fabuloso Chablis Saint Jean 2010. Creado por la casa Louis Max, respetable productor de vinos desde hace más de 150 años. Lo estoy bebiendo por supuesto a la temperatura perfecta y vaya que sus aromas aparecen. De hecho me están acariciando. Posee un color dorado con cierta luminiscencia verde. Es hermoso su brillo. Sus aromas  son de durazno, pera  y melón. También hay flores, de esas que son blancas. Su frescura me recuerda a las tibias noches de verano en las que recorría los mismísimos viñedos de Saint Jean con Madam D, tomada de mi mano y disfrutando con ella una fresca copa del hipnótico vino. Su mineralidad y sutileza sin duda no son obra del hombre. Son verdaderas creaciones de dios que nos ayudan a purificar el alma y hacernos sentir cada vez mejor. 
El Señor Sapiens
Exploro las historias detrás de lo que como y bebo. Mi inspiración surge de aquellos sabios que conciben elementos únicos que alimentan el alma. Me apasiona el vino, los destilados, la comida y todas las experiencias que giran a su alrededor. Nada más. 






Publicado por elcig.mx

Grupo académico de carácter gastronómico dedicado a la innovación, extensión y vinculación. MISIÓN. Ser un grupo de referencia dedicado a la investigación y transformación de los paradigmas gastronómicos actuales, que extienda el conocimiento generado hacia la comunidad, lo vincule y divulgue de manera efectiva a la industria de alimentos y bebidas para enriquecer a la Gastronomía como actividad social y científica. VISIÓN. Para el 2030 ser un referente académico nacional e internacional reconocido por la comunidad gastronómica y científica resultado de la aplicabilidad de su conocimiento generado, la formación de profesionales de alto nivel en sintonía con centros de enseñanza superior, y por su contribución a la expansión de la Gastronomía.

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