Los mexicanos tenemos la costumbre de que aquello que nos gusta lo convertimos en un verbo. Una vez verbalizado un acto, procedemos a adverbiarlo sin complicación: bruncheamos rico, enfiestamos duro, o nefasteamos denso. Cubeamos a gusto.
Los mexicanos tenemos la costumbre de que aquello que nos gusta lo convertimos en un verbo. Una vez verbalizado un acto, procedemos a adverbiarlo sin complicación: bruncheamos rico, enfiestamos duro, o nefasteamos denso. Cubeamos a gusto.