Ella es Elena Mendoza Zavaleta, la única tía abuela que me queda, tía de mi madre, hermana de Roberto Mendoza Zavaleta, mi abuelo materno en la segunda foto tomada en 2017 tres años antes de morir. La tía Elena llegó hace días de San Sebastián Tecomaxtlahuaca, mixteca oaxaqueña y poblado natal de mi madre y abuelo para asistir a la fiesta grande del santo patrono a la que no pude llegar por una bronquitis que me obligó a cancelar el viaje.

En sus manos tiene el tesoro cada vez más escaso del lado de la familia Mendoza. Son totopos mixtecos elaborados con diferentes tipos de maíces, de más de 20 y hasta 40 centímetros de diámetro, cocinados en comal de barro y madera de encino individualmente. Su textura es crujiente, con aromas claros de cada maíz usado, y con sabores dulces que indican la juventud del maíz.



Son bocados de recuerdos de mi infancia, que me marcaron desde que tengo conciencia, y que son un hilo finísimo que teje memoria con mi madre, mi abuelo y su pueblo. Ahora la Tía Elena fue la responsable de volver a traer ese hilo conductor y mantener viva la memoria gustativa y familiar.
Cada pieza cuesta aproximadamente 20 pesos, y sigue siendo un costo bajísimo para todas las implicaciones agrícolas, técnicas y sociales de elaborarlos. Luego transportarlos sanos y salvos por casi 10 horas de viaje hasta el Edomex, y compartirlos en una mesa de comida, recuerdos y promesas.
El costo es incalculable cuando se trata de una forma de entrar en comunión con mi familia materna, con mi infancia escuchando a mi abuelo sus largas descripciones de su bello pueblo que fueron construyéndome una visión de amor por el terruño y un nacionalismo que solo puede explicarse comiendo y cocinando.

El lujo es el tiempo, Cronos que exige ser reverenciado y ofrendado cada cierto tiempo con conversación y memoria. Soy un privilegiado por ser heredero de ese hilo conector que me exige hablar, comer, pensar, cocinar y volver a empezar.
Cuando murió mi abuelo en 2020, sobre la conexión personal a través de los sabores lo dije aquí https://laloplascencia.wordpress.com/2019/01/04/gracias-roberto/
