La investigación exige concentración, viajar, y estar sumergidos en una serie de reflexiones que nos alejan de la comunicación en tiempo real haciendo que la comunicación o divulgación de lo que se está haciendo no fluya de manera adecuada. Si a esto se le suma el estrés por conseguir objetivos de investigación, la velocidad de las redes sociales, y la intensa vida del investigador gastronómico, los resultados pueden ser nefastos: no se comunican los avances y parece que no se consigue nada.
Para un cocinero regular, es más sencillo revelar avances de su trabajo en un menú degustación, cambios en el menú regular, o presentación en nuevos platos, o intervención en otros restaurantes. Sin embargo, para un investigador gastronómico es necesario informar en todo momento sobre lo realizado, comunicar por redes sociales, en entrevistas, editoriales o medios de comunicación masiva, libros o revistas impresas que la gente pueda consultar con el paso del tiempo.
La Gastronomía como disciplina académica formal solo avanza cuando los resultados de las investigaciones se manifiestan, publican y quedan a la consulta pública. Por eso es necesario que los cocineros escriban más y mejor, por eso es necesario que los investigadores sigan publicando en todo momento. Avanzar no es publicar un libro y olvidarse para siempre de esa responsabilidad, es tomarlo como punto de partida para todos los demás documentos que puedan venir en el camino.
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