Pedir ayuda no empobrece 115/366
Sí, el camino de la investigación a veces es solitario; un constante viaje a los pensamientos y sentimientos más profundos que se vacían en un texto, en una fotografía o en un post de redes sociales. El investigador gastronómico muchas veces tiene que caminar solo, cerca de la mayoría o a veces muy despegado de ella; debe contar con los sentidos bien dispuestos y un foco especial para que la realidad que lo rodea sea un motivo de reflexión y no de angustia.
Sin embargo, como cualquier profesional, como cualquier persona sensible, esa soledad no puede mantenerse igual todos los días, y la mejor manera es la de compartir. A veces preguntarle a un colega sobre el estado de su investigación, o platicarle a otro una duda que circula por la cabeza, o simplemente tomar una cerveza o mezcal con un grupo de amigos que puedan compartir los momentos de felicidad y tristeza es un recurso necesario para aliviar la mente y el corazón.
Pero sobre todo, cuando las cosas en la investigación se complican demás, o se vuelve más difícil hacerlas sin renunciar, lo más importante es que se debe pedir ayuda. Un poco de guía de aquellos con otras experiencias, un poco de luz de quienes tal vez ya pasaron por lo mismo. Solicitar el apoyo de personas en las mismas circunstancias nos hace mejor personas, mejores investigadores, mejores cocineros.
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