El conocimiento es un arma poderosa, y se convierte en una herramienta de transformación auténtica cuando se usa para empoderar a otros en su búsqueda. Pero antes de comenzar con el proceso de empoderamiento e independencia de otros colegas, primero el investigador debe aprender a delegar funciones, a compartir responsabilidades con aquellos en el proceso de formación.
Delegar significa confiar en otros; y muchas veces es más un acto de fe que una decisión basada en certezas. Y confiar no significa dejar todo en manos de los otros sino comenzar un proceso de acompañamiento mutuo que terminará en actividades positivas, en la mayor generación de conocimiento, y en la posibilidad de mejorar lo ya dicho, hecho o decidido.
El que recibe la confianza generalmente responderá a la altura de las circunstancias siempre y cuando sea conducido, guiado y supervisado con distancia para no sofocar, pero con presencias que no abrumen. La relación entre ambos genera un lazo indisoluble que se materializa en la generación de equipos de trabajo, generación de vínculos laborales sólidos y la oportunidad de hacer más en menos tiempo.
Al final del proceso de delegación, generalmente el que recibió la confianza se siente empoderado, con la capacidad de tomar decisiones que si bien pueden resultar en cosas negativas, no serán concebidas como de mala fe o con malas intenciones. El proceso de empoderamiento es mutuo, ya que el que confió puede sentirse seguro que la lealtad y posible amistad es lo que rodea ese lazo indisoluble. Todo comienza con la confianza muchas veces ciega; innovar también es atreverse a confiar.
Si te gustó esta publicación, compártela en tus redes sociales. Cualquier comentario o sugerencia de lo que te gustaría que escribiera comunícate conmigo a nacionalismogastronomico@gmail.com
elcig.mx 