Desde hace años, pareciera que la única forma de hacer Investigación Gastronómica es la de generar recetarios, programas informativos en redes sociales o medios de comunicación tradicionales, dar clases o conferencias de cocina en universidades o festivales, consagrarse como un entendido del tema, y repetir el proceso animando a otros a hacer lo mismo. Esto no es incorrecto, sin embargo desde hace más de 5 años personalmente me he impuesto encontrar o diseñar otras rutas para esta definición.
La Investigación Gastronómica debe y puede producir recetarios, libros de cocina, sistemas para compartir información (clases, festivales, conferencias) y generar el nacimiento de otras generaciones, pero para efectos de la expansión de la disciplina gastronómica fue necesario delinear rutas más profundas, que pugnaran por la sistematización de las formas de generar conocimiento, que buscaran formas de hacer cada vez más abstracto el universo gastronómico.
Después de muchas horas de exploración, reflexión, y ordenamiento, puede concluirse que existen dos formas básicas o primarias de Investigación Gastronómica: la Teórica o Epistemológica, y la Práctica. El investigador gastronómico, de acuerdo a sus condiciones intelectuales, formación, capacidades e intereses podría generar conocimiento por una o ambas vías. Todo es cuestión de decisión, trabajo e interés.
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