Los mejores cambios personales y profesionales siempre vienen del conocimiento de algo nuevo o del reconocimiento de algo olvidado. Conocernos a nosotros mismos primero, nuestros alcances, límites, gustos personales, capacidades, habilidades, virtudes y defectos como personas y profesionales nos hacen tratar de mejorar todos los días o de rediseñar las rutas que hemos tomado para hacer investigación.
El conocimiento no solo se genera al final de una investigación, sino desde el momento en el que la planteamos, cuando la realizamos, o cuando estamos en un periodo de revisión para llegar a conclusiones o a otras preguntas. Ese conocimiento –producto de las deducciones o comprobaciones científicas- nos permite ser mejores profesionales una vez que lo reconocemos como útil.
Conocer algo nuevo abre puertas mentales y físicas que antes no nos imaginábamos. Permite la exploración de mercados, regiones o platillos desde nuevos ángulos y nos permite compartir esas nuevas formas de ver la vida con otros investigadores, cocineros, o comensales a través de platillos, técnicas, libros o textos.
Una vez que se conoce algo nuevo, que el conocimiento se aleja en ti, tienes la responsabilidad de provocar un cambio personal y compartirlo con el mundo. Así la investigación se vuelve más Ética, Humana y Responsable.
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