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Con Priorato en mano
Por Señor Sapiens
twitter@vinosapiens
Si hacer vinos es complicado, en el Priorato mucho más. Trabajar la tierra en esta región es un acto de amor. Es subsistir bajo la presión de los elementos. En el trabajar y en el sufrir aparecen, cuando menos se espera, gratos brotes de satisfacción.
René Barbier, visionario de las artes vinícolas, sensei para muchos, francés de nacimiento y español de corazón, decidió apostarle hace un poco más de tres décadas a las escarpadas terrazas españolas que colosalmente se enclavan en los horizontes de Cataluña.
En ese entonces, dicha comarca estaba casi en total olvido. Previo a los setentas nadie ponía atención a los rudos vinos de mesa que ahí se gestaban, nada memorables, tropiezos de insignificante simpleza. Sin embargo, René decide aventurarse en su enológica travesía. El territorio indómito sería el Priorato.
Después de treinta años su tenacidad rindió frutos. Creó vinos de calidad en agrestes tierras, otorgándole finalmente a la región, el protagonismo que merecía. Combinando décadas de mucho sol y poca agua en una fusión de viejas tradiciones con modernas técnicas, logró darle reconocimiento a estas salvajes cerranías, convirtiéndolas en viñedos reconocidos en el mundo.
Los de René han entrado al juego de los vinos ibéricos de élite y lo ha logrado con todas sus peculiaridades. Cuidar la biodiversidad que rodea sus viñedos, decidir vid por vid cuál está lista, y seleccionar a mano uva por uva, son sus premisas. Sin duda alguna, un vigneron con profuso amor a la tierra.
Uno de sus más famosos vinos es el Manyetes y la edición 2007 es un reflejo del terroir: intenso, sofisticado, expresivo y potente. Es una mezcla de viejas cepas de Cariñena, Garnacha y Syrah. Regala un buqué mineral que definitivamente viene de las pizarrras secas bañadas al sol. Especias exóticas, incienso, ciruela. En el paladar es denso, muy complejo, balanceado y de final muy largo. Una personalidad poderosa y única. En palabras de René, hay que olvidarnos del término de vino de autor. Los vinos deben ser vinos de terruño, reflejando los secretos del lugar, el autor pasa a segundo plano.
Al inicio de su alocada travesía muchos creyeron que era un demente o un extraterrestre y que sus vinos difícilmente sobresaldrían. Ahora sus viejos críticos han callado. René ha convertido a su vino en el verdadero terruño del Priorato. Yo brindo por los que se aventuran a lo desconocido, por los que creen en la tierra y la trabajan de singular modo. Brindo por René, por supuesto, con Priorato en mano.
Nada más,
El Señor Sapiens
Exploro las historias detrás de lo que como y bebo. Mi inspiración surge de aquellos sabios que conciben elementos únicos que alimentan el alma. Me apasiona el vino, los destilados, la comida y todas las experiencias que giran a su alrededor. Nada más.
