El origen solo es el punto de partida. Una referencia de identidad que permite construir lazos comunitarios y reforzar la sensación de individualidad en aras de un actuar social. En realidad, el origen se alberga en el inconciente.
Ahí permanece latente hasta que se rompe, a fuerza de decisiones personales, empujes sociales o fenómenos voluntarios que rompen la barrera de la inconsciencia, y brota hasta revelarse por completo para convertirse en una fuente de conocimiento intrínseco, hipervalioso y que permite volver a generar procesos de identidad. Terminada su función, el origen vuelve a su lugar.
Es entonces la labor de aquellos que creemos que el origen es el destino mantener permanentemente ese factor en el plano de la conciencia. Recordar que existe, que genera enlaces, que otorga conocimiento y que permite nuevas posibilidades que, para efectos de gastronomía pueden denominarse innovación.
Es labor de aquellos conscientes revelar nuevas vías para que el origen se preserve, evolucione y otorgue conocimiento a aquellos que lo busquen
Bonito miércoles.
